lunes, 27 de marzo de 2017

El tesoro (Comoara)

¿Una peli rumana pero subvencionada por Francia? pues sí, resulta que los franceses tienen un departamento de ayudas a países con dificultades para producir cine autóctono. ¿Os imaginais algo así en el país en el que a los cineastas se les llama titiriteros? Mira que son mugremitas los franceses. Claro que a decir verdad no estoy muy seguro de que les luzca el esfuerzo. ¿O sí? Ya veremos.

Bucarest, año 2015, al igual que nosotros en plena crisis. Adrián lleva varios meses sin pagar la abusiva hipoteca de la que es preso. Acosando su inminente cadáver financiero sobrevuela sobre su cabeza un buitre llamado desahucio, por lo que decide pedirle prestado a su vecino Costi 800 € para salir del paso.  Costi, que tampoco está muy allá le niega la ayuda. Es entonces cuando Adrián le propone ir a buscar el tesoro que enterró su abuelo en la casa del pueblo antes de que llegasen los comunistas a cambio de la mitad de lo que encuentren. Para ello necesitarán alquilar un detector de metales (con operario incluido) precisamente por 800€.

El tesoro de Corneliu Porumboiu dicen que es una comedia, de hecho el propio argumento suena a comedia, pero que me aspen si no es la comedia mas lenta y seria que he visto en mi vida. El caso es que es precisamente ese tono y ese ritmo narrativo lo que hacen que esta película resulta distinta. Sí, es lenta como un duelo de caracoles filmado por Sergio Leone y fría como los mismísimos Cárpatos en lo más crudo del crudo invierno pero de alguna manera consiguen que no nos despeguemos de la pantalla.

Tal vez sea por lo fascinante de algunas escenas como cuando van a alquilar el detector: Tras una puerta de chapa les recibe un señor de mediana edad que les hace entrar en un despacho recién sacado del año 1973. Allí sentados y con mucha calma les empieza a explicar los pormenores de la transacción. Es como si el marketing, la imagen y el diseño no hubiesen hecho aparición sobre la tierra y aun se tratasen los negocios de hombre a hombre y fumando en la oficina.

O tal vez sea por la búsqueda del tesoro en sí, desde primera hora de la mañana hasta la noche, tan alargada cinematográficamente que se nos antoja en tiempo real. Pero lo cierto es que llega a intrigarnos verdaderamente si conseguirán encontrar algo. Es curioso que una idea tan peregrina como irse a cavar agujeros para encontrar quien sabe qué, producto sin duda de la desesperación económica y existencial nos haga creer poco a poco en lo imposible.

Ahora, con estos datos que os he dado vosotros decidís si os dejáis embargar la neuronas por la enésima serie policíaca o sí con la ilusión de un niño o la inconsciencia del que no lo queda nada que perder, decidís ir en busca del tesoro. Vamos a medias.

Calificación final: Un film diferente




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