lunes, 1 de mayo de 2017

Arsenal

No, no es una película sobre un equipo de fútbol inglés. Tampoco hace referencia a ningún antiguo arsenal de la II Guerra mundial descubierto tras largos años oculto por un Van Damme cualquiera disfrazado de legionario, policía o albañil. En realidad no tengo ni puta idea de a que se refiere el título pero visto lo visto debe ser al arsenal de ganchitos y paciencia que hacen falta para tragarsela. Ojo que sólo dura hora y media.

La peli va sobre dos hermanos que aunque de caracteres muy distintos se sienten fuertemente unidos. Uno, J.P., es trabajador, honrado y emprendedor (pssse ya se que estas palabras no casan del todo, pero en fin...es en Estados Unidos) El otro, Mikey, es un bala perdida, un delincuente habitual siempre metido en problemas. El mafiosete del pueblo, para el que Mikey ha trabajado desde niño, le propone fingir su secuestro para sacarle toda la pasta al hermano.

No lo puedo evitar, siempre que veo películas con tufillo moralista de un hermano bueno, guapo y cumplidor y el otro feo, gentuzo y chorizo, me vienen a la cabeza los tebeos de Roberto Alcazar y Pedrín, Aventuras del FBI o incluso El Guerrero del Antifaz, los cuales estaban plagados de historias de este tipo. Desde que "Ese Hombre" (De Raymond dixit) escribió para nuestro cine la humorística Raza, su base argumental ha servido de inspiración para no pocos creadores de la época, con especial incidencia en el mundo del comic de aventuras. Vale, antes de todo esto ya estaban Caín y Abel, pero ¿por que siempre a los conservadores les llegan tanto a la patata estas fabulillas?

En Arsenal de Steven C. Miller, lo intentan. Le dan un lustre modernito a la imagen, con mucha cámara al hombro y algún que otro plano de cogote pero lo más que consiguen es meternos en ese ambiente extraño de muchas pelís americanas que no sabes si están localizadas en un pueblo o en una ciudad. Por como se conocen entre todos parecen aldeas de 50 habitantes. Pero cuando se esconden después de algúna fechoría parece que se estuviesen moviendo en un área del tamaño de la provincia de Zaragoza. Para vuestra información y guia os diré que en este caso se trata de la pequeña ciudad de Biloxi, Mississippi, de 50.000 habitantes.

Luego está el tema de la violencia. Muchas palizas. Ostias como panes por doquier. Sangre a litros salpicando a la cámara. Pero por momentos da risa. Cada golpetazo con barra de hierro o bate de béisbol que dan mataría con total seguridad a una persona en la vida real. Aquí reparten batazos como una madre zapatillazos a su vomitante hijo incapaz de tragarse el bacalao ( meeeemorieees...). De verdad que a ratos recuerdan al payaso listo cuando saca un sota de bastos de gomaespuma y empieza a repartir mamporros a los dos payasos tontos sin que les pase nada.

Y hablando de payasos, el mafioso local es Nicholas Cage, absurdamente caracterizado con una narizota como de Cyrano de Bergerac y una peluca a todas luces comprada en los saldos de carnaval del chino de la esquina. Y sobreactuado hasta el infinito, como casi siempre. El caso es que consigue que el personaje se nos haga odioso, aunque no queda claro si es por su interpretación o por su propia persona.

Calificación final: Antes de que se me olvide; me quedaba por decir que además es un poco coñazo.


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