viernes, 28 de octubre de 2016

No hay piedad

Ay, pobre espectador, sí que es verdad que No hay piedad.


La peli va sobre un matón de una familia mafiosa al que le encomiendan llevar a una prostituta al hijo del jefe y por razones que se desconocen le da por hacerse el protector con ella hasta el punto de casi cargarse a monopatinazos al susodicho.


Pero ¿qué está pasando con el cine indie contemporáneo? Da igual de que país sean o de que tema traten (italiana en este caso, de Michele Alhaique). Tienen todas un serie de características comunes super recurrentes, a saber:


  • Seguimiento del personaje principal cuanto más mejor con cámara al hombro mostrandonos su cogote.


  • Cortísima profundidad de campo, con lo que no es raro ver solo enfocado un ojo del actor mientras que todo lo que está detrás (incluido su otro ojo) y delante queda desenfocado. A esta técnica le pasa lo que al filtro vintage de Instagram y similares. La primera vez mola. La 500 cansa y mucho.


  • Personajes fríos y con poquísimo diálogo. Pero eso sí con mucha vida interior...conocida supongo por el guionista y a veces (sólo a veces) por el director.


  • Post-rock. Tu película no vale un carajo si la música de fondo no está hecha en este estilo.


  • Aburrimiento. Pues sí, también es una característica común. Son un coñazo.


Total que si ya te has visto algunas de este tipo no tienes más que encajarle el argumento de arriba y la puedes dar por vista..


Calificación final: Irrelevante.

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