lunes, 17 de octubre de 2016

Reporteras en guerra

¿Cómo es posible que viendo una película sobre reporteras de guerra en Afganistán me entren ganas de viajar y de mandarlo todo a tomar por culo?

Pues eso es lo que me ha ocurrido viendo Reporteras en guerra de Glenn Ficarra. El título original mola bastante más: Whiskey, Tango, Foxtrot, que son las palabras internacionales del alfabeto radiofónico para indicar las letras WTF. Si no sabes lo que significa ese acrónimo lo buscas en interné.

Pero esas palabras no están elegidas al azar ya que resumen y explican perfectamente lo que de verdad se oculta tras esta historia

.La peli va de una redactora neoyorkina de las de 8 horas de silla y monitor dándole a la tecla a la que le dan la "oportunidad" de pasar de detrás de las cámaras a lucir gepeto delante de ellas...como corresponsal de guerra en el Afganistán de principios de milenio invadido por USA.

Basada en las vivencias personales de la periodista Kim Baker nos habla, más que de Afganistán, de cómo lo viven los corresponsales, cámaras y fotógrafos de guerra, que básicamente se podría resumir en algo de curro y mucha adrenalina, pero también mucha fiesta y mucho folleteo. Sí, también en Kabul se puede ir de fiesta, además a lo grande... al menos en esos años.

Y es que consiguen transmitir ese ambiente internacional y cosmopolita de ciudad colonial o protectorado cuyo control está en manos de varias naciones y donde cada uno se tiene que buscar mucho la vida pero a la vez se siente en el centro del mundo y justo en el lugar donde hay que estar.
 
Pasa de puntillas por muchos temas: los intereses económicos de las naciones, la hipocresía de los gobiernos locales, el feminismo, las diferencias culturales... pero sin duda lo que prevalece es una visión personal del oficio sin entrar demasiado en otras valoraciones. Y eso el conjunto lo agradece.

La actriz, Tina Fey, apuesta por sí misma y es también la productora del film y desde luego no se equivoca porque parece el papel ideal para ella. Y lo borda.

Lo bueno de estas historias basadas en la realidad es que suelen salir guiones y situaciones muy verosímiles, aunque no descartaría que la tal Kim Baker fuese una fantasma y se estuviese inventando la mitad, porque tanta fiesta ahí en mitad de una guerra no sé yo...

Calificación final: Si hubiese pagado por ir a verla en el cine no habría salido cabreado.

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